El caracol Pedro pensaba que era poca cosa, lento, invisible para casi todos, no muy útil. Sentía envidia de todos los demás. Por eso, estaba decidido. En cuanto empezara a oír los villancicos, a ver las luces y saborear los mazapanes escribiría su carta a los Reyes. Este año sería una carta muy especial.
Por fin llegó el momento y el caracol Pedro escribió:
"Queridos Reyes Magos, soy el caracol Pedro y como sabéis me he portado muy bien cada día del año. He hecho los deberes, he compartido y he sido obediente. Por eso, espero que me concedáis todo lo que os voy a pedir.
Quiero el cuello de una jirafa, la trompa de un elefante, la fuerza de un hipopótamo, la boca de un cocodrilo, la valentía de un león, la velocidad de un pantera, el pelo de un gato y el carácter cariñoso de un perrito. Un beso para los tres y espero impaciente vuestra llegada."
El caracol Pedro estaba muy contento y orgulloso de su carta y se la dio entusiasmado al Cartero Real. Pasaron los días y por fin llegó la noche de Reyes.
Pedro no podía dormir, estaba atento a cualquier ruido que le indicara que los Reyes habían entrado en su casa a dejarle los regalos, pero al final el sueño le rindió.
Cuando el tibio sol de enero atravesó la ventana de su habitación, el caracol Pedro, dio un salto y corrió todo lo rápido que pudo al salón para ver sus regalos. Al entrar miró sorprendido a su alrededor, tan sólo encontró una carta encima de la mesa pero ni rastro de todo lo que les había pedido a los Reyes Magos.
Sorprendido se dispuso a leer aquella misteriosa carta: "Querido caracol Pedro, somos los Reyes Melchor, Gaspar y Baltasar. Hemos leído tu carta y nos hemos sentido muy tristes por ti.
Nos apena enormemente que un caracol inteligente como tú no haya entendido que no hay que desear lo que tienen otros sino compartir las ventajas de cada uno para beneficio de todos. Este año te vamos a dejar el mayor regalo que nunca te van a hacer. Un espejo”
El caracol Pedro miró ensimismado y decepcionado el pequeño espejo que había dentro del sobre. ¿Un espejo para qué? ¿El mayor regalo?.
Al darle la vuelta al espejo leyó una inscripción que decía:
“Lo que verás en este espejo es un ser valiente, inteligente, ágil, alto, fuerte, veloz, cariñoso, suave y, en definitiva, todo aquello que quiera ser, porque esto, y mucho más, se puede conseguir si tienes a tu alrededor gente que te quiera. Los amigos y la familia están, entre otras cosas, para complementar aquello que al otro le falta. Lo asombroso es que juntos podemos conseguir lo que cada uno de forma individual no podría. Sólo hay que explotar el potencial que tenemos cada uno.”
Cuento perteneciente a Cuentos de animales con valores - Volumen 1
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Hola Rosario, tengo un blog y me gustaría poner el enlace al tuyo para obtener tus cuentos. ¿Es posible tener tu permiso? gracias
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