jueves, 6 de mayo de 2021

Osina y su mamá - Fichas de Lectura Comprensiva y Lectoescritura

Osina y su mamá
Osina tenía pequeñas orejas, cuerpo peludo y pesado y una diminuta cola. Andaba apoyada sobre sus cuatro cortas y fuertes patas y corría veloz por el bosque buscando rica miel.

Osina, era una osezna juguetona, simpática y feliz que adoraba a su mamá. Le encantaba estar con ella todo el día y toda la noche. La acompañaba a cazar, a buscar frutos secos, a buscar una nueva cueva, a prepararse para hibernar…. Siempre la acompañaba, siempre, siempre, siempre...


- Osina, debes hacer algo tu sola un ratito pequeño – le decía mamá oso – es bueno para ti.


- Osina, debes aprender a ser un poco más independiente, eso es bueno para ti – le repetía mamá oso.


Pero Osina miraba a su mamá con sus preciosos ojos negros y le sonreía con una de esas caritas de “que buena soy” y mamá oso se derretía mirando a su cachorro y ahí quedaba la conversación.


Y así pasaban y pasaban los días entre el bosque, la montaña y la cueva para Osina y su mamá.


La osezna crecía y poco a poco se iba convirtiendo en una osita grande y fuerte pero dependiente de su mamá.


Osina no quería jugar sola, ni cazar sola, ni pasear sola, ni aprender sola, ni acercarse a otros osos para hacer amigos... La osa estaba siempre pegada a su mamá y dejando que lo hiciera todo por ella.


Hasta que un día su mamá se sentó en su balancín y cogiendo a Osina en sus rodillas le contó una bella historia que hizo que la vida de la osita cambiara para siempre:


En un bello país repleto de luz y color vivía Nony. Un ejemplar único, singular e irrepetible, una preciosa Osalada.

Se trataba de una hermosa osita de color rosa y unas pequeñas alas que eran más para adornar que para volar. Nony era dulce, cariñosa, educada, agradable y en definitiva, encantadora.

Nony estaba como tú, Osina, no quería comer sola, ni jugar sola, ni dormir sola, ni hacer nada de nada sola. Siempre estaba con su mamá, pegada a ella y pidiendo que se lo hiciera todo porque así nunca se equivocaba, ni tenía que esforzarse, ni trabajar para aprender….

La Osalada creía ser feliz de esta manera. Hasta que un día su mamá pensó que ya era hora de hacerse mayor e independiente.

- Debes hacer algo por ti misma Nony – le anunció su mamá – Tendrás que pasar la prueba de las Osaladas o perderás tus preciosas alas.

- No, no, mamá, no quiero perder mis alas, es una de mis características favoritas, me encantan – sollozo Nony.

- Pues entonces tendrás que esforzarte y pasar la prueba de las Osaladas – replicó su mamá.

- ¿En qué consiste la prueba? - preguntó dudosa Nony.

- Yo te subiré a la luna, dormirás allí un par de noches para que su resplandor fortalezca tus alas y puedas bajar sola volando – explicó su mamá orgullosa.

Cuando Nony oyó en que consistía la prueba se asustó y empezó a llorar. La Osalada no quería pasar dos noches sin su mamá y mucho menos volar sola. Estaba segura de no poder hacerlo y decidió de inmediato que no merecía la pena ni intentarlo.

- Mamá – dijo Nony – no haré la prueba. No voy a esforzarme para aprender a hacer cosas yo solita, no voy a alejarme de ti ni siquiera dos días, no pienso crecer ni ser mayor ni independiente.

Su madre le explicó una y otra vez las consecuencias de esa decisión pero no había forma alguna de convencer a Nony de que hacerse mayor implica responsabilidades, ser más autónomo, hacer cosas por uno mismo…

El día del cumpleaños de Nony todos estaban tristes, sabían que aquella decisión no acarrearía nada bueno para las Osaladas. Y así fue.

A la mañana siguiente Nony y el resto de sus amigos y familiares se despertaron sin sus alas. Su decisión había tenido serias consecuencias. Desde ese día nunca una osa ha vuelto a tener alas ni la posibilidad de volar.


Osina no podía creer lo que oía. Nunca había pensado en que a veces las decisiones de uno afectan a todos y que las consecuencias podían no gustarles.


- Mamá – dijo Osina después de escuchar la historia – me voy a jugar un ratito yo sola.


Su madre le sonrió con dulzura y le tiró un beso enorme relleno de amor y comprensión. Su pequeña se hacía mayor y las dos tenían que hacerse a la idea.



Autora en Amazon: Rosario Amodeo


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