El caracol Pedro era diferente a todos los que le rodeaban, él no tenía el cuello largo, ni tenía trompa, ni tenía un fuerza descomunal, ni era especialmente valiente, ni ágil, ni muy amigable, ni demasiado cariñoso, ni agradable de acariciar,...Él sólo era ... un caracol.
El caracol Pedro pensaba que era poca cosa, lento, invisible para casi todos, no muy útil. Sentía envidia de todos los demás. Por eso, estaba decidido. En cuanto empezara a oír los villancicos, a ver las luces y saborear los mazapanes escribiría su carta a los Reyes. Este año sería una carta muy especial.